La imagen: una pelea a golpes entre acalorados fanaticos del Death metal. Comienza asi la pelicula muerte al veranoa mayoridad donde aquel genero musical cobra relevancia de sus personajes. Sin embargo, resulta curioso que ni siquiera sea el elemento predominante del pista de sonido A su vez a la mencionada secuencia inaugural, por ejemplo, el lector quizás imagina un montaje frenético, al ritmo de estridentes cuerdas e implacables percusiones. Pero, en realidad, la trifulca viene representada por un único plan general, de composición muy elegante y sujeto a la técnica de cámara lenta, del que escuchamos los primeros versos de la balada “Soy rebelde”, en la voz angelical de Jeanette.
Dicho sea de paso, esa aparente incompatibilidad no es tal. Según la historia, un joven metalero revelará una faceta más suave, dulce y melodiosa, una raíz de un punto máximo de inflexión en la vida de cualquier adolescente: el amor imposible.
muerte al verano sigue el andar de Dante (Yojath Okamoto), un chico de secundaria que radica en Monterrey y cuyo núcleo familiar yace ensombrecido por un padre ausente y un hermano mayor en estado de coma. Un día, sus ánimos repuntan cuando recibe una grandiosa invitación: ser telonero en el próximo concierto de Necrosis, su banda favorita de muerte brutal. El problema es que Dante y su grupo sólo tendrán ocho días de preparación para el evento. Y contratiempos hay de sobra, desde tensiones entre los integrantes, la falta de un vocalista y, para colmo, la irrupción de la encimosa novia del hermano enfermo, Lucy (Ana Valeria Becerril), que acabó despertando intensos sentimientos en la protagonista.
Aspiraciones musicales y juventud enamorada compuso una dupla de enorme popularidad en el ambiente cinematográfico. cantar calle (2016) año Scott Pilgrim (2010) su un par de títulos de fama internacional que surgen de esta fusión, mismo que el debutante realizador Sebastián Padilla retomó para la historia de Dante. De hecho, el cine mexicano no queda atrás en materia de pubertos que crecen en paralelo a los rasgueos de su guitarra. Basta grabar Somos Mari Pepa (2013), otros mayoridad nacional con el que muerte al verano probablemente se presume el parentesco más marcado. No obstante, hay otros dos largometrajes con los cuales resulta inevitable asociar la ópera prima de Padilla y que, para empezar, compartieron un mismo tiempo y espacio de exhibición.
En el Festival Internacional de Cine de Morelia 2019 también sucedió el estreno mexicano de Esto no es Berlín allí Ya no estoy aqui, dos producciones ovacionadas a nivel global –y eventuales consincantes en el Ariel– que ponen énfasis en una adolescencia enfrentada a un enmarañado contexto social que, para bien o para mal, influye en el arco de sus personajes principales. Sobre esa linea transitaa muerte al verano (también seleccionada en aquella edición del festival michoacano), aunque recurre a licencias creativas que seguramente no figuran en el tratamiento narrativo de sus películas hermanas.
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