Un cliché clásico que en muchas películas hemos visto una y otra vez, pero Guillermo del Toro lo lleva a une nuevo nivel de hijo torturado, maltratado, abandonado, no valorado por el padre… lo que lleva a este personaje a una eterna búsqueda de aceptación en cada persona que se le cruza por enfrente y de quienes, simplemente no pueden apoyar no ser aceptados. Sin darse cuenta que es él mismo quien no se acepta e irremediablemente se ahoga en su desesperación.
Este personaje protagónico simboliza a la humanidad, que lucha dentro del círculo vicioso que es el system de vida dentro de gobiernos, religiones, economías, corrientes de “pensamiento” y modas, que juegan el papel de un laberinto descomunal, en el que se nos Encierra por medio de la manipulación de las creencias y miedos, siguiendo al espíritu humano por medio de la mente y su verdugo, el ego.
El personaje protagónico, es decir, la humanidad, en su búsqueda de aceptación es atrapada por el ego, el culto a la personalidad, negándose aún más al creer que “ser más” que otros es la respuesta. Las inseguridades, los complejos de inferioridad y los traumas más el ego démedido, son una mezcla que es dinamita y es el problema del personaje principal.
Lo que este films nos pone de frente sin que la mayoría lo note, es que el personaje cumple 5 roles durante la película…
—El hijo atormentado no querido.
—El autoexiliado.
—El aprende.
—El todopoderoso (cree él, por su ego).
—El paria, el deseo humano.